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Lo deploro

Un tanque es la mejor solución.

Tag Archives: trabajo

Estaba leyendo que al director de orquesta ruso Valery Gergiev su amigo Putin, además de construirle un teatro para que juegue, le ha impuesto la condecoración de Héroe del Trabajo. Es un honor que no se concedía desde los tiempos soviéticos, y el sabor comunista se acentúa más si te fijas en que también le han dado la condecoración a un neurocirujano, un operador de maquinaria agrícola, un minero y un tornero. Todas profesiones honorables, útiles a la sociedad, de las cuales apenas hay ejemplos en España.

Aquí las profesiones equivalentes son teólogo, emprendedor, torero, profesor de pilates y uno que tiene mucho dinero porque su padre se hizo de Falange en 1938

Aquí las profesiones equivalentes son teólogo, emprendedor, torero, profesor de pilates y uno que tiene mucho dinero porque su abuelo se hizo de Falange en 1938 y su padre del PSOE en 1982

Y mi melancolía se acentuaba cuando recordaba que yo he estado en un acto de concesión de medallas al Mérito en el Trabajo, y entre las decenas de perceptores había sólo unos poquitos trabajadores propiamente dichos (uno de los cuales había estado cotizando como un cabrón durante más de 60 años), pero la mayoría eran empresarios de estos bien cazurros que tenemos en este país, artistas de medio pelo e instituciones benéficas.

Todo me lleva a concluir que aquí las medallas se prostituyen y las distinciones no son más que una burla grotesca, con lo que (como siempre) propongo ir al fondo del asunto y cambiar algunas de las condecoraciones existentes.

La Medalla a la Movilidad Exterior

En lugar de la actual y aburrida Medalla de Honor de la Emigración, se podría imponer la Medalla a la Movilidad Exterior, término acuñado por la ministra de Empleo que no desmerece en nada en orwellianismo a eso de la “devaluación interna” o la “flexiseguridad”. Se concedería a los que más hacen para que los jóvenes españoles se piren de este páramo sin oportunidades.

Con lo que entre Montoro, de Guindos, Elena Salgado y la propia Báñez ya tenemos un buen grupito de aspirantes para la primera ceremonia de concesión

Con lo que entre Montoro, de Guindos, Elena Salgado y la propia Báñez ya tenemos un buen grupito de aspirantes para la primera ceremonia de concesión

La Medalla MacGyver a la Investigación

Que sustituiría a la Medalla al Mérito en la Investigación y en la Educación Universitaria. La idea es que, dados los contínuos recortes en investigación y ciencia, y dada la idea del ministro del ramo de que hay que hacer “más con menos”, se recompensen los esfuerzos de los científicos que, con cuatro duros y a pesar de las mil y una putadas que les hace la Administración, van y tienen los huevos de seguir investigando.

"Y la medalla de este año va para el laboratorio que, con un tenedor de plástico, un polo de maracuyá y 7 gramos de grafeno ¡ha conseguido inventar una sustancia más dura que la jeta de De Guindos! ¡Felicidades!"

“Y la medalla de este año va para el laboratorio que con un tenedor de plástico, un polo de maracuyá y 7 gramos de grafeno ¡ha conseguido descubrir una sustancia más dura que la jeta de De Guindos! ¡Felicidades!”

La Orden de la Jeta de De Guindos

Precisamente, aprovechando la dureza de la cara del ministro de Economía, se podría instituir una nueva condecoración que sustituyese a la Orden de Cisneros, pensada para recompensar méritos políticos. Se podría conceder a aquel que, en el ejercicio de sus funciones representativas, dijese una ’boutade’ tan acojonante que en un país civilizado le costaría el cargo; pero aquí, como somos así, le damos una medalla.

Aquí también habría muchos potenciales beneficiarios; desde la propia Báñez, que no hay vez que hable en que no diga una melonada, hasta Montoro, que todo lo que dice es mentira, pasando por Feijóo, aquél que responde que “había nieve” cuando le preguntan a dónde se fue de vacaciones con un narco.

Había tanta nieve, que me sangra la nariz de sólo pensarlo

Había tanta nieve, que me sangra la nariz sólo de pensarlo

Pues ya sabéis, guapos; cinismo y sangre fría, e igual os lleváis una medalla el día menos pensado.

– Deploreibol

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Bueno, y también odio las entrevistas de trabajo a la antigua. Qué horror, tener que responder a esas horribles y aburridas preguntas de las entrevistas de trabajo de manual: “¿Dónde se ve usted dentro de cinco años?”; “¿Por qué cree que encaja en nuestra organización?”; “díganos, ¿cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles?”

"Ninguna debilidad, más allá de una cierta inclinación por el mobiliario hecho con huesos humanos"

Pero es que las entrevistas de trabajo a la moderna son una verdadera chorrada. En este artículo de CNN Money tenéis algunos ejemplos. Mi favorita es la pregunta: “Si te vieses reducido al tamaño de un lápiz y te pusieran dentro de una batidora ¿cómo saldrías?”.

Pero vamos a ver. ¿Cuál se supone que es la respuesta buena?

La respuesta correcta es "No trataría de escapar. Aceptaría mi destino y me dejaría triturar". Al fin y al cabo, eso es lo que hacen el 99.9999% de las empresas.

En fin, que la respuesta buena es la que le caiga en gracia a tu entrevistador en ese momento. Muy objetivo todo, un procedimiento muy científico. Podéis ver más procedimientos chorras en ese artículo que os pongo, desde hacer cástings tipo “Operación Triunfo” hasta que te tiren una pelota llena de preguntas, y tengas que contestar a la que quede más cerca de tu pulgar derecho cuando la atrapes. Pero mi método favorito de contratar gente es el de “tú en una botella“: se trata de pedirle al candidato que piense en la esencia de su personalidad, y que la utilice como inspiración para crear un tipo de bebida. Básicamente, embotellar tu personalidad.

A mí me ha salido esto

– Deploreibol

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Yo, como muchos otros, disfruto de vez en cuando yendo a beber unas cervezas con los compañeros de trabajo después de un día de curro. Una práctica relajante, un momento para la diversión y para comentar todo tipo de cosas con la gente con la que, habitualmente, sólo hablas de trabajo.

Bueno, pues ya me han jodido esta diversión cuando me he enterado de que tiene un nombre de estos ingleses compuestos por dos palabras, como filesharing y networking. Esto es el afterwork.

Inmediatamente, todos los bobos del país han decidido que esto está de moda porque tiene un nombre inglés, y se han puesto a practicar con furor, como si fuera lo último de lo último, una práctica que los trabajadores de todo el mundo llevan realizando siglos:

Tomar algo después del trabajo, algo tan viejo como los bares con pantalla plana para ver el fútbol

Pero como todas las cosas que se modernizan, o “actualizan” como decís los jóvenes, el afterwork no es sencillamente tomar algo después del trabajo. No, en estos tiempos de reformas laborales y recortes de derechos, el afterwork encaja perfectamente: se trata de que, después de tu jornada, vayas a un bar a seguir trabajando “para hacer negocios en un entorno más agradable que en el despacho”, como dice este artículo.

Y es que habrá mucho imbécil que lo haga, curro extra (y gratis) para su empresa cuando debería estar disfrutando de su tiempo libre. Qué sociedad, tú. Esto no tiene ya ningún sentido; es el propio trabajador el que se pone el cepo en el cuello.

Foto sacada del artículo de antes. Fijáos que ambiente más agradable y natural. Vamos, se ve que esos dos son súper amigos.

Vamos a ver si nos dejamos ya de chorradas y de regalar nuestro tiempo a los empresarios sólo por estar a la última moda. Muerte al afterwork, y volvamos a lo tradicional: salir a beber con los amigos para despellejar al jefe.

Para algunos afortunados, la última frase tiene un sentido absolutamente literal

– Deploreibol

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