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August 25, 2013 Odio a los que molestan en los conciertos
Para mi vergüenza eterna, no he leído la Divina Comedia, pero como la estructura es más o menos conocida (y lo que uno no conoce, lo puede mirar en la Wikipedia), me ha inspirado para este post, que va dedicado a la gente que te jode la función cuando vas al teatro o al auditorio a escuchar música.
La idea es que, igual que en el libro de Dante el Infierno está dividido en distintos círculos, y a ellos van los pecadores según el tipo de pecados cometidos, no puede dejar de incorporarse a ese lugar de tortura eterna a los espectadores culpables de los siguientes comportamientos:
PRIMER CÍRCULO: LOS LECTORES
A este círculo del Infierno van -según Dante- los no bautizados, los paganos virtuosos… y yo añadiría a los IDIOTAS QUE LEEN EL PROGRAMA DE MANO MIENTRAS SUENA LA MÚSICA, pasando así las páginas: flap, flap, flap… y, en general, despistando con sus movimientos al tipo de la butaca de al lado (que suelo ser yo). Aquí también se incluye a la gente que se trae una novela para leer mientras suena la música, cosa que me deja de puta piedra, porque ¡cuánto más cómodo (y barato) es leer en casa poniéndose música de un disco! Supongo que vienen contra su voluntad a los auditorios y se aburren, pero de verdad me pasma que se aburran TANTO como para tener que sacar una novela.
SEGUNDO CÍRCULO: LOS LECTORES (ELECTRÓNICOS)
Aquí están condenados los que se dejaron arrastrar por sus pasiones, y LOS QUE MIRAN EL MÓVIL durante el concierto. Si estás esperando un aviso tan importante que no puedes dejar de enredar con el móvil, distrayendo (con la luz de la pantalla) a los que están a tu lado, a lo mejor no tenías que haber venido. Por otro lado, deja ya la pantallita, anormal; la cantidad de cosas que se pierden los colgados estos que no pueden estar un segundo sin el móvil.
No hemos acabado con los de los móviles, tranquilos; hay algunos que nos esperan en círculos infernales todavía más profundos.
TERCER CÍRCULO: COF, COF
Aquí son castigados los que cayeron en la gula y los que VIENEN A LOS CONCIERTOS A TOSER. A todo el mundo le puede entrar una tosecilla, y no pasa nada; pero si tienes una gripe y estás tosiendo todo el rato de forma incontenible, no sólo estás jodiendo al resto del público, sino que además tienes muy poca consideración por el prójimo, porque les puedes contagiar: son cientos de personas en un lugar cerrado. Aquí también entran los que aprovechan los descansos entre movimientos para toser a su gusto: según mis cálculos, un 90% del público en las salas de conciertos de España. Pero ¿cuántas veces tose una persona sana al día? ¿una o ninguna? Entonces, ¿por qué cojones en un concierto si no tosen una vez por movimiento no se quedan a gusto?
CUARTO CÍRCULO: LOS MÚSICOS FRUSTRADOS
En él pasarán la eternidad los que se pasaron de avariciosos o de pródigos y los que TARAREAN O HACEN QUE DIRIGEN DURANTE EL CONCIERTO. Esto le pasa bastante a la gente mayor, que cuando viene la parte que conocen se ponen a tararearla o a gesticular imitando al director. Entrañable, pero molesto. Uno viene a escuchar a la orquesta y a ver cómo la dirige un profesional, no un carcamal que, cuando llega lo mejor, se pone a decir “charachán charachán chin-pum”. En según qué conciertos, te puedes dar por jodido como te toque al lado de uno de estos.
QUINTO CÍRCULO: LOS FILISTEOS
Aquí encontramos a los que se dejaron llevar por la ira, la pereza y al los CAPULLOS QUE VIENEN AL TEATRO A FIGURAR. Son normalmente parásitos de la política y la empresa española a los que les regalan las entradas. Dado el nivel cultural habitual entre los políticos y los empresarios y directivos españoles, podemos afirmar con total rotundidad que al 99% de ellos les tira del pijo el concierto, y a lo único que vienen es a pasear modelito (alguno se trae capa española, tú) y a alternar con otros de su casta durante los descansos. Esto tiene dos efectos perniciosos: a) como hay muchas entradas así regaladas, los precios de las entradas normales suben y le cuestan una pasta a los que de verdad les gusta la música, y b) está todo lleno de capullos, bobos con capa española, tarados de la alta burguesía y de la nobleza y pelotas de los políticos, todos muy proclives a los vicios descritos en el resto de círculos infernales.
SEXTO CÍRCULO: ABANICOS Y ABALORIOS
En este lugar residen las almas de los herejes y epicúreos, y el de LAS SEÑORAS DEL ABANICO. Sí, hay paisanas que van a los conciertos con un abanico de estos de láminas (de los que suenan klaka-klaka-klaka cada vez que los mueves). Y encima, como en este país atrasado existe -como decíamos- la costumbre de emperifollarse para ir a oír música (en vez de ir vestidos normal, como en Europa), estas tipas se ponen todas las pulseras y brazaletes que tienen en casa, de forma que a cada movimiento de brazo la ferretería se entrechoca, y al del abanico hay que añadir el ching-ching-ching de la quincalla. Ya conté en el blog una vez que tuve que aguantar esto; menos mal que las miradas no matan, porque si no me habrían caído 30 años y 1 día.
SÉPTIMO CÍRCULO: LOS ENTUSIASTAS
Ya llegamos al nivel en el que penan los que se dejaron llevar por la violencia, y LOS QUE APLAUDEN ANTES DE QUE DEJE DE SONAR LA MÚSICA. Se ve que algunas personas, arrebatadas por el éxtasis místico que les produce lo que acaban de oír, son incapaces de mostrar el más mínimo respeto a la obra, al compositor y a los intérpretes dejándoles terminar de tocar y bajar los instrumentos; no, tienen que ser los primeros en gritar “¡BRAVO!” y comenzar a aplaudir antes de que dejen de sonar los últimos compases.
¿Sabes esas personas tan desconsideradas que, en una conversación, empiezan a hablar antes de que el otro termine su frase? ¿No te pone incandescente de odio? pues lo mismo.
OCTAVO CÍRCULO: LOS GOLOSOS
Llegamos ya al punto del infierno en el que sufren los que cometieron fraude y engaño, y LOS DEL CARAMELO. Siempre tiene que haber un tipejo por concierto que, en la parte más delicada, se ponga a rebuscar en su bolsa y a pelar ruidosamente su puñetero caramelo. Es que parece que los escojan aposta para joder, oye.
Es importante que los caramelos sean de tamaño pequeño, para poder ir comiendo uno tras otro durante todo el concierto.
NOVENO CÍRCULO: NOKIA TUNE
Y, finalmente, llegamos al fondo del pozo abisal: aquí sufren tormento los traidores, los soberbios, y los IDIOTAS A LOS QUE LES SUENA EL MÓVIL. Es acojonante, porque te lo advierten varias veces, con carteles y megafonía, pero siempre, SIEMPRE, hay al menos uno de éstos por concierto. Algún imbécil apocalíptico ha obligado incluso a parar a una orquesta porque su móvil no dejaba de sonar. Francamente, no se me ocurre qué tipo de solución se le puede dar a este problema sin usar la palabra “eutanasia”.
En fin, que hay que armarse de paciencia y ánimo para ir a un concierto, porque al menos un par de tipejos de alguno de los tipos aquí descritos siempre se dan. Si me he dejado alguno, o si queréis compartir alguna horrorosa experiencia, o si queréis meteros conmigo, ahí están los comentarios; pero ya os anticipo que si la crítica es que soy un neuras, un histérico, un pequeñoburgués y un friki del silencio la respuesta es “sí”, “sí”, “sí” y “sí”.
– Deploreibol
Tags: auditorio, concierto, Dante, Divina Comedia, interrupción, móvil, música, silencio, tos
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April 22, 2012 Odio el el pop español
Esta mañana he tenido que volver corriendo a casa después de intentar leer el periódico en una cafetería, espantado porque no podía aguantar ni un segundo más las horribles canciones de pop español que estaban poniendo. Menuda tralla más insoportable. Aviso que no sé nada de los grupos ni de las canciones de más éxito, porque todas me parecen iguales (y horribles), pero quizá por eso se puedan señalar unos cuantos rasgos que me parece que hacen que todas las canciones de este estilo suenen igual de (horriblemente) mal.
Así que, amigo lector, ahora que te acabas de comprar una guitarra y te ha crecido el pelo hasta el punto justo en el que parece que una cigüeña ha anidado sobre tu cabeza, si has practicado en el espejo durante horas hasta lograr asentar en tu cara un rictus permanente de superioridad intelectual y cansancio vital, si, en una palabra, ya lo tienes todo para ser una estrella del pop español salvo las canciones, sigue estos consejos que te da tu amigo Deploreibol para al menos diferenciarte en algo del resto de la manada. Sigue, digo, estas recomendaciones de alguien que no es capaz de distinguir la Oreja de Van Gogh del otro de la canción de las zapatillas (¿Leiva? ¿Pereza? ¿Son Leiva y Pereza lo mismo?) y te aseguro una carrera próspera y duradera.
1- NO uses las mismas palabras de siempre
Si hay algo que contribuye a que el pop español suene todo igual es la querencia por usar todo el rato las mismas palabras. Para evitar ese problema, aquí va una lista de términos prohibidos para el aspirante a escribir algo que suene distinto:
El briconsejo: no escribas como habla un cura, ni como piensa un cura, que es lo que nos pasa a los españoles por defecto después de siglos de machaque de la presente religión. Es decir, fuera las palabras abstractas que no significan nada (“realidad”, “inmensidad”, “eternidad”…), fuera las palabras abstractas que, de tanto usarse, han perdido sentido (“amor”, “deseo”), y fuera todas esas historias sórdidas, de drogas y sexo, que al que las escribe y al sacristán de una parroquia le deben parece el colmo de la rebeldía, pero que son en realidad bastante aburridas y penosas.
2- NO cantes en ESE tono de voz
Ya sabéis a cuál me refiero, ese asqueroso tono de voz que utilizan todos los cantantes pop españoles. Es difícil de describirlo de palabra, pero suena a la vez meloso y quejumbroso, como si cantaras a través de un clarinete. No digo yo que haya que cantar como se habla, pero quizá utilizar OTRO tono no estaría mal, en vez de parecer todos gatos golosos.
3- NO cantes en inglés si no sabes
Porque muchos lo hacen, y es horrible. Horrible. Ya que vas a cantar sobre los sueños, el amor y la realidad, masacrando la lírica, hazlo al menos en español, para no afrentar de paso también al idioma inglés. ¿Cómo sé si hablo el inglés lo suficientemente bien como para cantar en esa lengua? Muy fácil, tienes que hacer el Test Emilio Botín. Mira este vídeo del jefazo del Banco Santander. Si hablas inglés como él, NO LO HAGAS.
4- NO uses ESOS acordes
Esos. Sí, esos. Los que se aprenden a los 15 segundos de coger una guitarra. Cúrratelo un pelín más.
Siguiendo estos cuatro pasos, te garantizo que innovarás increíblemente el panorama musical del pop patrio, y a la vez cosecharás un sonoro fracaso comercial. Serás un cantante maldito, que es algo bastante mejor que ser un maldito cantante.
– Deploreibol
Tags: acordes, Emilio Botín, La oreja de Van Gogh, Leiva, música, pereza, pop
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October 18, 2011 Odio a los genios del Ayuntamiento de Coslada
¡Atención! ¡No hay dinero en las arcas del Ayuntamiento! ¡Hay que buscar donde sea; qué digo, ARREBUSCAR DONDE SEA! ¡No dejen piedra sin levantar, cajón sin registrar, bolsillo sin hurgar, perro sin tasar! ¡La salud de las finanzas municipales depende de…
Un momento, ¿qué?
Pues sí, queridos amigos, parece que en Coslada no hay dinero y el alcalde y su equipo de gobierno se están planteando recuperar algunos tributos, e inventarse otros nuevos. Y entre estos últimos está el que me interesa: cobrar a los dueños de los perros… por tener perro. Ya tienen cantidad estimada, y todo: unos 25 euros (al año, espero).
Yo no sé de donde se sacan estas movidas, pero ardo en deseos de escuchar las explicaciones del alcalde (si finalmente da el paso), a ver cómo justifica la tasa. ¿Por qué los perros? ¿Qué pasa, son sucios? ¿Son ruidosos? ¿Molestan, o qué?
En fin, una cosa absurda más que se sacan de la manga para recaudar como sea. Con la cantidad de cosas que se pueden hacer para sacar dinero y a la vez mejorar la calidad de vida de una ciudad. Por ejemplo: tasar a la gente que toca música en la calle mal. Así descansarían los oídos de muchos vecinos, porque la única música que escucharían mientras pasean sería de calidad; el resto, multa. Incluso se puede establecer una penalización ascendente, en función de lo irritante que sea el instrumento.
Otra que también estaría bien: cobrar una tasa a la gente que usa el móvil como los antiguos macarras de los 80 usaban los “loros” (¿te acuerdas de los “loros”?): para atronar al personal que va en el metro o en el autobús con su mierda de música. Porque tanto los macarras de hoy como los de ayer que creen que es su derecho escuchar a toda leche sus canciones favoritas no es que sean precisamente amantes de Vivaldi.
Si multásemos severamente a estos quinquis, dinero para el municipio y paz auditiva para sus vecinos. Pues medidas como estas son las que hay que poner en marcha, y no esas chorradas de penalizar a la gente por tener un animal doméstico. Eso es castigar por castigar, penalizar arbitrariamente a unos ciudadanos. ¿Qué será lo próximo?
Chorradas al margen ¿una tasa por tener perro? Vaya mentes privilegiadas.
– Deploreibol
Tags: Coslada, impuestos, instrumentos, loro, macarra, música, perros, tasa
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