December 27, 2012 Odio las estatuas a ras de tierra
Acabo de venir de Oviedo, una ciudad con virtudes (como los restaurantes en los que ponen gigantescos cachopos) y con defectos (como las aceras deslizantes). Como aquí hablamos de defectos, vamos a profundizar en uno de ellos: las estatuas colocadas así, en tierra (es decir, no en un pedestal) y que son de tamaño humano. Será cosa mía, pero me pego unos sustos acojonantes con estos trastos.
No es que tenga yo estatuafobia (o como se llame, que ahora hay fobias para todo). Es que, como yo suelo ir a lo mío, no reparo en que hay un artefacto de estos hasta que estoy prácticamente encima; y como parecen humanos pero están acojonantemente quietos (lógicamente) la primera sensación que me da es que son personas que me van a atacar: el típico atracador que se espera a que te acerques para darte el palo, vamos.
Pues en Oviedo hay muchas estatuas de este tipo, para consternación de los paseantes como yo. Además, de todo tipo, desde famosos cineastas…
…hasta gente que representa oficios tradicionales, pasando por notables intérpretes de canción ligera…
Pues con éstas, vaya sustos me doy, macho. Para que no se diga que es sólo Oviedo, aquí en Madrid también hay una con la que me cruzo muy a menudo y no falla: cada vez que paso por delante, sobresalto. Es ésta:
Es una puñetera estatua de un lector, algo que ya crea mal rollo: ¿dónde se ha visto una persona leyendo en Madrid, FUERA DEL METRO?
Además, está justo delante de una iglesia del Opus, así que uno pasa por allí ya con cierto resquemor.
Miedo y susto cada vez que paso por ahí, coñe. Las estatuas no están hechas para estar a ras de suelo, a ver si se enteran en los Ayuntamientos. Subidlas a un pedestal, que así quedan mejor y no asustan al personal.
– Deploreibol
Tags: estatuas, Goirigolzarri, Opus Dei, Oviedo, susto, Woody Allen
- 14 comments
- Posted under Cosas deplorables, Visto por la calle
Permalink # pcbcarp said
Sí señor, to reparto mi aborrecimiento entre esas estatuas inquietantes y las megaesculturas de rotonda; pero también me he pegado algún susto, sí. Una vez que iba bolinga le pedí perdón a la estatua del barrendero de la plaza de Benavente. Y eso que estaba mucho más dura que los barrenderos normales. La verdad es que me dí cuenta de que era una estatua por la gorra, cuando caí en que ya hacía muchos años que no la llevaban.
Permalink # deploreibol said
Jajaja, un clásico: pedir disculpas a una estatua cuando uno va tajao. Piensa, como consuelo, que es mucho mejor que la alternativa: pensar que un mimo de esos que parece una escultura es una estatua de verdad…
Permalink # pcbcarp said
Por cierto, que me han entrado unas ganas de apretarme un cachopo… Maldita sea, Asturias despierta mis instintos más básicos.
Permalink # deploreibol said
A mí ahora también. Y se acerca la hora de comer. Adiós, operación bikini post navideña…
Permalink # Mara Jade Garland said
Es verdad, esas estatuas son para asustar. Pero lo más inquietante que he visto en este post ha sido la foto del Gorigolz… Goirigolzo… ¡cojones, el tipo de Bankia! Esos ojos, esa sonrisa muerta, ese peinado, esa expresión que parece decir “ven a jugar con nosotros para siempre”. Dios, es espeluznante. Y parece que se está aguantando el pis (o la risa), el jodío
Permalink # deploreibol said
Jeje, sí, cuando estaba buscando fotos para ilustrar ese chiste llegué a ésta y me dió más mal rollo que cualquiera de las estatuas con las que me he cruzado en mi vida. Sólo imaginármelo maquillado como un payaso me quita el sueño durante horas.
Permalink # Mara Jade Garland said
Aunque Woody Allen despiojando a su estatua tampoco es moco de pavo, la verdad
Permalink # deploreibol said
Lo que está haciendo, pero a lo bestia, se convirtió en una especie de tradición local entre los macarras y borrachos de Oviedo: arrancarle las gafas a la estatua de Woody Allen. Así es este país.
Permalink # Alberto Secades said
Ya que estuviste en mi pueblo, te hubiera recomendado que te acercaras a ver el muy inquietante grupo escultórico, conocido por la “Cabeza de la manifestación” y que tiene, como rasgo distintivo, el reducido tamaño de las cabezas, como si fueran un conjunto zombie actuando después de una visita de jíbaros.
Creo que en el enlace se ve una foto del resultado.
Permalink # deploreibol said
La verdad es que me he dejado unas cuantas fuera: el de las cabezas de la manifestación, las que hay en la Losa que son también para morirse, la escultura, erm, “telúrica” de Sabino Fernández Campo en el Campo de San Francisco… las estatuas de Oviedo dan para un post monográfico. Quizá lo haga, cuando vuelva a ir por allí con un poco de tiempo, para sacar las fotos precisas. Espero que sea pronto, que (estatuas al margen) la ciudad siempre me trata muy bien. No en vano tengo a media familia allí…
Permalink # Webvampírico said
Son terroríficas. Mis dos favoritas en el horror son la del barrendero de la plaza de Jacinto Benavente (contra el que he llegado a colisionar) y el que está mirando una historia en el suelo al lado de la catedral de la Almudena
Permalink # deploreibol said
Esa última no la conozco; mira que es raro, porque paso con relativa frecuencia por la zona… investigaré.
Permalink # Webvampírico said
Realmente está enfrente del Consejo de Estado…
Permalink # deploreibol said
Coño, sí, ya se cuál es; menudos sustos me da. Es un tío apoyado contra una barandilla ahí en un recoveco enfrente del Consejo de Estado. Anoche mismo pasé por delante.